ALGAS PARA REJUVENECER LA PIEL
Fuentes: Cosmetics Design
Las algas marinas están triunfando en el mercado de los
cuidados antienvejecimiento para la piel. Muchos cosméticos las incorporan como
ingrediente estrella y les atribuyen propiedades beneficiosas para mejorar
nuestro aspecto. Encontramos cremas y lociones de todo tipo preparadas a base
de “extracto de algas”. ¿Es real su actividad anti-aging? ¿O en ocasiones
estamos frente a una publicidad engañosa?
Numerosas empresas, sobre todo de Francia, Canadá, Estados
Unidos y Australia, venden extractos de algas cultivadas como ingredientes para
productos de cuidado personal. Generalmente su publicidad destaca que se trata
de una alternativa altamente interesante para evitar el envejecimiento de la
piel. Las algas son organismos más simples que las plantas terrestres. En todo
el mundo existen miles de especies, algunas de las cuales se utilizan desde la
noche de los tiempos para diversos fines (en China ya se aprovechaban hace
5.000 años).
Del mar al rostro
En los productos cosméticos las algas se utilizan,
básicamente, porque:
Actúan como agentes espesantes.
Fijan el agua de las mezclas y controlan la viscosidad.
Además, pueden tener acción hidratante, antioxidante,
fotoprotectora, antibacteriana u otras.
En consecuencia, su incorporación como ingrediente a las
fórmulas puede ser muy efectivo y práctico. Además se trata de un producto
“natural” y, por lo tanto, actualmente goza de buena reputación entre los
consumidores. A menudo, en la etiqueta de los preparados que compramos aparecen
como "extracto de algas".
Las algas que se encuentran típicamente en los cosméticos
son la lechuga de mar (Ulva lactuca), las algas pardas o kelp (Laminariales) y
varias especies de algas rojas, como el famoso musgo de Irlanda (Chondrus
crispus).
En el mercado podemos encontrar todo tipo de productos que
contienen algas: lociones y aceites, cremas hidratantes, champús y jabones,
exfoliantes, maquillajes y bases, cremas limpiadoras, bálsamos labiales,
acondicionadores para el cabello, etc. Dicho de otro modo, las algas pueden
usarse para casi todo en cosmética.
Veamos qué efectos reales proporcionan
Como es lógico, todos los fabricantes investigan en busca de
propiedades de las algas que puedan tener el mejor aprovechamiento en sus
fórmulas. Y no sólo para productos cosméticos para aplicar sobre la piel, sino
también para suplementos nutricosméticos en búsqueda de la “belleza desde
dentro”.
Desde hace muchos años se utiliza el musgo de Irlanda por
sus efectos emolientes y antioxidantes. Contiene proteínas, vitamina A, azúcar,
almidón, vitamina B1, hierro, sodio, fósforo, magnesio, cobre y calcio que le
proporcionan efectos beneficiosos para la piel.
Las algas pardas, de las que se conocen unas 1.500 especies,
tienen un alto contenido en polifenoles y fucoidanos (polisacáridos), lo que
les proporciona un fuerte poder antioxidante y antienvejecimiento. Un productor
de extracto de Alaria esculenta, una alga que se cosecha en la costa norte de
Francia, asegura que favorece la formación de colágeno y elastina gracias a su
alta concentración en ácidos grasos omega-6 y omega-3.
Otros aseguran que ciertas algas tienen una interesante
actividad captadora de radicales libres, lo que también contribuiría a proteger
la piel tanto de daños intrínsecos como ambientales. Incluso hay quien destaca
su capacidad de estimular la actividad de las sirtuinas (proteínas que regulan
múltiples genes responsables del metabolismo y la reparación celular)...
Hay muchos efectos beneficiosos atribuidos a extractos de
algas prolijamente descritos en revistas científicas de prestigio. Por ejemplo,
su acción hidratante o su efecto antiséptico frente a la bacteria que causa el
acné. Incluso la capacidad fotoprotectora de ciertas algas se está utilizando para
el desarrollo de cremas solares hipoalergénicas.
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